"Es mejor ir a una casa de luto que ir a una casa de fiesta, ya que ese es el fin de toda la humanidad, y los vivos deben tomarlo a pecho. La pena es mejor que la risa, pues cuando el rostro está triste, el corazón puede alegrarse. El corazón de los sabios está en una casa de luto, pero el corazón de los necios está en una casa de placer". Eclesiastés 7:2-4
Confieso libremente una creciente simpatía por mis semejantes que sufren. El corazón de los sabios está en la casa del luto. A menudo el corazón se mejora con el dolor y la tristeza.
En la tierra hay siempre muchos corazones afligidos. Los hijos del dolor se cuentan por millones. La familia de los afligidos, para la multitud, está al lado de la familia del hombre. Nunca se extingue. Recibe constantemente nuevas adhesiones. Venimos al mundo con un grito, pasamos por él con lágrimas y lo dejamos con un gemido. A la edad de ciento treinta años, Jacob exclama: "Pocos y malos han sido los días de los años de mi vida".
Que los malvados tengan muchas penas, no debe sorprender a nadie. La Palabra de Dios dice que así será. El curso de su vida trae naturalmente ese resultado. La destrucción y la miseria están en sus caminos. Un exterior alegre a menudo oculta una herida punzante. Incluso en la risa su corazón está triste. ¿Cómo puede ser de otra manera? Porque Jehová maldice sus bendiciones (Mal. 2:2).
Pero los justos no están exentos. "Dios tuvo un Hijo en la tierra sin pecado, pero nunca uno sin aflicción".
"En este ancho mundo, los más cariñosos y los mejores
son los más probados, los más atribulados y angustiados".
Pues bien, que así sea. La noche hace brillar las estrellas, y el dolor da lustre a muchos caracteres. El Señor trata con fidelidad a su pueblo. Nunca les prometió facilidad o exención de aflicción. Jesús dijo: "En el mundo tendréis tribulación; pero tened buen ánimo: Yo he vencido al mundo".
"El camino del dolor, y sólo ese camino
conduce a la tierra donde las penas son desconocidas;
Ningún viajero llegó jamás a esa bendita morada
que no haya encontrado espinas y cardos en el camino".